La semana pasada narré mis sesiones de storytelling en un colegio a alumnado de 1º y 2º de Primaria.
A una de las sesiones asistió un niño, al que llamaremos Rodrigo, diagnosticado TEA (Trastorno de Espectro Autista). En la pequeña charla que suelo mantener con el profesorado antes de cada sesión hablamos de Rodrigo y la docente que le acompañaba me comentó que a Rodrigo le encantaban los cuentos y que confiaba que todo "fuera bien" durante la sesión.
Y todo fue bien... de maravilla. Los niños y niñas estaban sentados en sillas y en en suelo formando una especie de semicírculo cerquita mía. Rodrigo y su profe se sentaron en el suelo en primera fila y en un lateral junto con sus compis. La profe sacó unos pictogramas que había elaborado para la ocasión.
A la vez que yo iba narrando el cuento "The Lamb Who Came For Dinner" (os recuerdo que narro en inglés) la profe iba elaborando para su alumno unos nuevos Pictos con la historia para así para ofrecer a Rodrigo una mejor experiencia de escucha.
¡Que maravilla hacer parecer tan sencillo lo complicado!
Cada persona TEA es un mundo y cada niño o niña diagnosticado TEA que acude a mis sesiones escolares de storytelling se comporta de muy diferentes maneras, pero el otro día Rodrigo y su profe me alegraron la mañana, y me ayudaron a renovar un poco las fuerzas, y seguir trabajando por la inclusión en mis sesiones de narración oral.

